14 de febrero de 2007

Promesas antes del bidet

Necesito que la energía me baje, la tengo por los techos. Vivo la lascivia cotidiana buscando un plomo que me ate en sus escotes, sus tetas, sus enervados senderos hacia lo que sácia. Pero no hay muchos mas que un par de pajas y la entera seguridad de que lo que sácia hambrea, también hambrea, y es entonces que la energía me baja y puedo ser un poco mas careta, mas de revista, mas de sillita al sol sobre un tejado de moqueta.

No me desandaré. Es una decisión que he tomado. Habrá otros caminos, digo yo. Que la única respuesta al látigo certero tenga que ser siempre un “esta bien retrocedo tres casillas” es sin duda... diría… una perdida de viento. Me parece tan trivial lo trivial que no me hagan caso, podemos decir que tengo las bolas llenas del pasado original.

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