14 de febrero de 2007

Cadaver con Foia

Como el suicida necesita un cuchillo o cualquier filo para descubrirse la sangre, tan necesario para nosotros, yo necesito una herramienta como ésta para escribir. La misma fatalidad. Nunca podremos entenderla ahí donde lo profundo se hace chip, palabra de mierda donde debería estar la esencia que vamos a ponerle, mierda, donde duela.

Varón para quererte mucho, es así, en el amor todo vale, dos que se quieren se dicen cualquier cosa. Misterio cibernético a dos aguas entre el enchufe a la pared y un alma estrellada. La corriente es la misma, así de mortal, así se le escapa para no besar de lengua aquello de lo que no vamos a salvarnos, si cada palabra es una lamida a la electricidad que nos queda en los antebrazos después del boxeo a que el amor nos tiene acostumbrados.

Ningún trapo cerca para cubrirnos el rostro. Sólo coger a la razón, de frente al público y esperar un orgasmo de luces, en la oscuridad de esta terrible soledad que simulamos compartir. Ningún trapo cerca nos cubre el rostro. Ella va a disparar igual. El viaje es como una droga publicitada y sin retorno.

El viaje es largo y único: ¡¡Salud!!

No hay en tus manos restos de mí. No hay nada que realmente hayas podido llevarte. Lo que crees botín es apenas el reflejo que se irá con la distancia, esa que proclamas llamándola libertad, tu libertad. Si pudiera abrazarte ahora, como entonces, lo haría. Si.

¡OH, Dios! Debo partir; una vez más. Voy en busca de un amor que me espera con sus verdes redes. Sólo un fragmento, padre, uno solo, por favor, alguna plegaria y un recuerdo así:

El empujón de la vida

me lastimó las espaldas, recuerdo ahora,

mientras observo el vuelo de cualquier pájaro...

Vete hacia una verde enredadera, cualquier esquina seria terrible, pero Santa Fe esquina Uriburu, es sin duda la esquina menos peligrosa.

Entonces es que dejo aquí mi espada porque esta noche no la voy a poder ni saber usar...y lo mas probable es que termine en mi corazón buscando tibieza y final.

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