13 de enero de 2007

El círculo que mas nos distrae


La liebre que se quiebra no distingue camino, solo un paso tras otro que para nosotros si es algo,

para ella es la huida desesperada,

la que bum bum,


su corazón.


Pareciera un ir pero en realidad es sobrevivir hacia ninguna parte.

Aún cuando se pone a salvo la huida continúa.

Ella cree que se salvó pero ¿significa algo?

Volverá a correr.

Hoy no

Cometo una vez más la cotidiana estupidez de recién levantarme.

Hoy no salté de la cama, no me tomé las pastillas, no un trago de agua, ni fui al baño, los dientes, las manos, los ojos, el pelo, los intestinos.

Hoy no calcetines ni pantalones, ni cinturón, camisa, billetera, móvil, cigarrillos.

Escaleras, llave, coches, café, banco, café, restaurante.

¿De que sirve un cenicero si nadie fuma?

La palabra recién, viene o va hacia el reciente.

Como ayer podría ir hacia el ayerte.

Como mañana al mañante.

Como rato ratante.

Como la vez que te vi y me miraste en la parada del ciento cincuenta y dos, debajo de Cabildo, a las dos de la mañana, yéndote de la fiesta porque al otro día tenías guardia y usabas todavía ese pelo de niña.

Sin pre-pensar, repito, sin siguiera haberlo pensado antes, me encontré besándote, luego años de novios, una dolorosísima separación, el casamiento, la vida en Las Heras, en Cafayate, de vuelta en Cabildo (me acabo de dar cuenta de que nosotros vivimos un año en el lugar en que nos dimos el primer beso)

Otra vez a Cafayate, para seis años después separarnos en medio de lo peor que pudimos ser.

Por eso es que escaleras, llave, coche, café, restaurante.

Es por eso que salto de la cama, tomo pastillas, agua, baño, dientes, manos, ojo, pelo, intestinos, calcetines, pantalones, cinturón, camisa, billetera, móvil y sobretodo cigarrillos.

Eva y yo en el paraiso

Sin ver nada asistimos al huracán que nos arranca y alguien nos ensarta la primera mentira: se acabó lo seguro y empieza el miedo.

Nos lo embuten con la delicadeza que da el resentimiento. Ellos fueron engañados por lo tanto nos engañarán.

Amanecemos a nuestras horas aquellas repletos del material de lo falso, no vemos nada a nuestro alrededor y quien nos críe se encargará con todo el cariño de no darnos nada cierto para respirar.

Hagamos lo que hagamos será trampa, nada real puede haber porque creemos que nada real nos rodea y sin ver comenzamos la construcción de la mascara que seguramente no podremos abandonar nunca.

Como Eva y yo en el paraíso.

No llegamos nunca a probar la manzana, no hizo falta.

El Dios que yo tampoco vi jamás la hubiera puesto allí.

Solos igual que todos en el medio de las maravillas, hicimos un claro arrasando especies que no existirán mas.

En el medio del paraíso pero desesperados levantamos paredes para escondernos.

Eva y yo nos pasamos el tiempo decorando la cárcel primigenia.

No hacemos más.

Fuera está el mundo entero pero nosotros discutimos sobre cortinas y cortineros, colores, papeles, mobiliario, aparatos de cocina y diferentes tipos de suelo.

Cuando hablamos lo hacemos solo para enfrentarnos y no cesamos de encontrar motivos.

Una sola vez salimos de casa para pensar en el jardín y lo primero que hicimos fue levantar esos alambres que pusieron límites a la desenfrenada turgencia con que la naturaleza pretendía despertarnos.

Ni siquiera le hicimos una puerta porque jamás hizo falta.

Cansados buscamos en los cajones del alma y los dos, aunque nada nos dijimos, comenzamos a sospechar que el amor existía.

Repito: no nos dijimos nada pero desde ese segundo supimos que estaba allí y fue un motivo más para odiarnos.

Todo tiene un tiempo y nosotros también llegamos al momento de las verdades una vez. Nos dio tanto miedo, estaba tan callado aquello que salimos pitando. Huimos de lo primero verdadero sin darle oportunidad a nuestras cárceles para derrumbarse. Esto no se pone en marcha y nosotros tenemos tantas cosas que limpiar, que ordenar, que seguir acumulando, tenemos tantos motivos para no vivir que nos seguimos mintiendo y a pesar de que sabemos que lo estamos haciendo no lo hemos dejado de hacer hasta hoy.

Eva ya no sabe quien soy y solo le importa ella. Ha dado el paso y ni siquiera esta segura de querer invitarme. Se afana tanto en guardárselo que lo pierde sin remedio.

Cree que es por mi y decide cambiar de Adán sin enterarse que con la misma ella no hay nada que hacer, que yo despierto no soy mejor pero estoy y se lanza a la mar desde esta isla desierta para mudarse a la de al lado y no vernos mas.

No fue una manzana, no lo fue.