11 de febrero de 2007

Mareando al feliz

Estar sentado en el salón de tu casa es siempre igual.

Siempre igual a estar sentado en el salón de tu casa.

No es muy posible que se diferencie pero a veces niebla sucede,

niebla de humos bajos que hemos fumado.

El salón de mi casa sigue siendo igual al salón de mi casa

solo que yo no estoy ahí.

Es en eso que cambia.

Yo estoy sobre las nubes mirándolo todo.

Martín y Paula jugando a ratones y vocecitas,

títeres y gorras, en mi segundo plano,

que me revoluciona pero que nunca me devuelve al solo salón de mi casa igual a.

¿Qué quieres ser de mayor?

Soñaba de chico con

nadar muy lejos de la costa.

Soñaba con ser entre pez y ave.

Pez de lo profundo

inalcanzable y oscuro.

Ala de sol,

sostenido de la nada,

flotando hacia la nada.

La diferencia es apenas territorio,

permanencia, valor.

¿Por que elegir, antes de tiempo, la quietud?

En la tierra que me obligan

volar es solo una locura

y nadar un dejar que el segundo

pase hasta hundirse o secarse.

Nadar riesgosamente

era lo que mas quería

aunque no fuera sano

ni correcto,

ni estuviera a la mano.

Pero me acostumbré a los visillos.

Me hice adicto a lo no dicho.

No puedo vivir sin los ritos

Y trato de escapar levitando.

La valentía llegará cuando sea pez con alas,

de costa a costa,

de orilla de mar, lengua de mar,

cielo de mar, nube de mar.

Disfrutar a toda costa,

haya el peligro de morir

como el de vivir haya,

entre corales, algas y soledades,

nubes, tifones y montañas.

Aprender de toda costa,

y volver hasta la última

con el peso muerto,

rebotando entre las maderas

de un vuelo que me sane

de esta identificada herida mortal

que fui.

Domingo por la tarde

La verdad es agua que me falta,

no dices y todo es sequedad,

no sale el sol aquí.

Y te empeñas en seguir,

pasillo falso tu silencio

dolor cierto, si me voy…

volverás, volverás.

Al fin debo interpretar

cuando te callas,

cuando te ríes,

cuando no llamas,

cuando cedes.

Al fin quiero la verdad,

te pasa lo mismo que a mí,

escapas de quien te ama

y te mueres por un adiós.

Lo que no dices encierra,

lo que sugieres miente,

decir “no se” llega a ser no

porque dudas del amor.

Al fin debo interpretar

cuando te callas,

cuando te ríes,

cuando no llamas,

cuando vuelves.

Al fin lo que amo

es lo que supongo en ti

y siempre me equivoco

y siempre vuelvo a ti.