Soñaba de chico con
nadar muy lejos de la costa.
Soñaba con ser entre pez y ave.
Pez de lo profundo
inalcanzable y oscuro.
Ala de sol,
sostenido de la nada,
flotando hacia la nada.
La diferencia es apenas territorio,
permanencia, valor.
¿Por que elegir, antes de tiempo, la quietud?
En la tierra que me obligan
volar es solo una locura
y nadar un dejar que el segundo
pase hasta hundirse o secarse.
Nadar riesgosamente
era lo que mas quería
aunque no fuera sano
ni correcto,
ni estuviera a la mano.
Pero me acostumbré a los visillos.
Me hice adicto a lo no dicho.
No puedo vivir sin los ritos
Y trato de escapar levitando.
La valentía llegará cuando sea pez con alas,
de costa a costa,
de orilla de mar, lengua de mar,
cielo de mar, nube de mar.
Disfrutar a toda costa,
haya el peligro de morir
como el de vivir haya,
entre corales, algas y soledades,
nubes, tifones y montañas.
Aprender de toda costa,
y volver hasta la última
con el peso muerto,
rebotando entre las maderas
de un vuelo que me sane
de esta identificada herida mortal
que fui.
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