Esta tierra es la tierra de mis padres, de mis hijos, de los que tuve y los que nunca tendré. La galera de lo sórdido no encaja tanto con lo terreno como con lo celestial, con sus cortinas ajadas de tanto espía suelto, de tanta circunstancia condicionante, tanto pecado tanto, tanto que los hombres se preguntan y debaten pero pecan, pecan, y es que errar al blanco no es ni postre ni figurita: es nuestro puto destino.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario