6 de febrero de 2007

Para que no me olvides

Me mareo con las mareas ocultas de mis futuros vómitos. Yo soy lo que todavía no he vomitado pero no seré lo vomitado. Dar está cuando aún no lo hemos hecho pero una vez dado ya está en el otro. “La vida es mientras sucede” ¡NO! Deja de serlo a medida que avanza. Nervaduras para atrás de ceniza egipcia huracán instantáneo que se extermina. Nos vemos como los puntos del láser: hay tontos y estamos tan seguidos que reconocerlo ha perdido todo valor: hay que dejar de serlo.

Y de pronto es en una tarde como violeta que sus ojos se te enredan. También sabias que la chirimoya es una mezcla de banana y frutilla pero a la crema, todo pero a la crema. Diferencia sutil de lo bastante con lo familiar, lo que nos es dado con lo que nos es suficiente. Cuando uno caga demasiado alto hay dos soluciones o sube el mundo o baja el culo. Es entonces cuando los colores como valores comienzan a subir: aparecen carteles explicativos en tu cara. Te miró y a vos que te dio vergüenza ¡vergüenza! ¡Con lo difícil que es encontrarla! Solo quedan paquetes de cuarto kilo en algunos altares. Pesarla ya es complicado pero la experiencia de haberte faltado, de la compra rápida en el mercado negro, de los salones de psicodrama, del registro exacto de los bolsillos de la ropa guardada, al final llegas hasta a buscar en los pasaportes de los parientes que se han muerto…bueno, todo eso te da la medida del peso aproximado.

Lo que nos avergüenza nunca prescribe.

Vuelvo a sus ojos, que yo veo como a la palabra “OjO”, que me esta mirando. Me encantaron y con su encantamiento me pusieron en ese estado de colibrí de tonelada, de paredón a punto del deshielo, de puntadas como tironcitos en la base de los huevos, de ganas de todo, de roce como despacho diplomático, roce como guerra o rendición pero de paz nada, de paz nada. O guerra o rendición porque aparte de eso uno se esta resbalando jugando con el aceite tibio que también existe y es la rendición.

No, no estoy perdido, pero de pie, frente suyo, en ese estado… las cosas se complicaban y su as aceitoso nos impedía el próximo movimiento. Igual estuvo Tom Waits y el silencio, muchas risas, rica comida, una extraña despedida y estas ganas permanentes de que me llame. Por eso hablo de ella: para que no me olvide.

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