13 de febrero de 2007

Concatenaciones

La intimidad de un acorde que me identifica.

Un contrabajo, más allá un bandoneón.

Una cadencia que soporta bien los silencios

Los ojos que se van lejos, bien lejos,

La inevitable calle con sus pasos lejanos,

Húmeda del rocío de siempre

Yo volviendo al lugar que entonces,

Y solo entonces, llamaba mi casa.

Eso solo con escuchar un par,

Si la noche sigue como hasta ahora,

Si aparte las mezclo con esas otras,

Que ya sabes,

Seguro que me encuentro

Con la habitación a oscuras

La lámpara sobre la mesa,

Sobre la mesa el corazón

Yo sacándole lustre de cobre,

Con sus partes de bronce

de madera, de marfil.

Desde fuera se ven mis ojos

A pesar de lo lejos todavía están.

Se parecen a los tuyos

Y ya casi me da miedo hablar

Sigo sin pertenecerme

Y no sé donde quiero estar.

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