6 de mayo de 2007

Domingo de tarde, enfermo pero no tanto, el lunes trabajo.

No se de que se trata.

De lo que estoy seguro es que a veces no se trata de saber.

Me muero de ganas de decir “tal vez” y tal vez solo se trate de eso, cuando la confusión y los cambios de ánimo son nuestro rasgo más apreciable. Algo nos molesta y en ese algo esta implícito todo el mundo, incluidos nosotros casi todo el tiempo.

Son días estirados, como aquellos en que se descansa tratando de salir de una gripe o un resfrío fuerte. Aparte de sentir el cuerpo como un dolor y una tos espasmódica, la mente se nos embota, yo, al menos me pongo irascible, errático y ciclotímico, extrañamente silencioso y sobretodo injusto. Hay algo que me molesta ahí fuera y aunque se que lastimo no estoy dispuesto a absolver a nadie.

Estoy aferrado a algo que se parece mas que nada a una sombra y es casi tan inconsistente como una. No sirve como prueba ante ningún jurado pero es lo único que tengo. Lo vengo defendiendo sin mostrarlo y me siento como un imbecil que intenta salvar el motor de lancha que pesa una tonelada y está en medio del mar. Insostenible.

Pero no tengo defensa, no otra y por otro lado los ataques que recibo tampoco son del todo justos y siento como la brecha es entre los otros y yo, que se abre, que se esta abriendo y todo depende de que tan solo la acepte, aprenda o una vez más, no.

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