21 de marzo de 2008

Significan

Una vez me encontré un candado y estaba cerrado y estaba oxidado. Lo pinté con tizas y lo colgué en la pared aquella donde colgaba las llaves viejas, los picaportes perdidos de sus puertas, un clavo enorme que había estado clavado en una viga durante muchos, muchos años y que una noche el fuego libero para mi.

Pendía del hilo trenzado en tres colores que la madre de Martina usaba para todos sus paquetes y que quedó unido a mi mochila durante varios viajes hasta que se encontró con el candado que a su vez me había encontrado a mi.

El hilo venia de Suiza, el candado de Madrid y la pared era de barro del valle calchaquí.

Ahora esa pared esta en un caja y dentro están el candado y su hilo, las llaves y el clavo.
Hay un cairel de la araña sobre la mesa del comedor de la casa de mi abuela.
Un posavasos de cristal roto que me regaló Graciela la mamá de Soledad.

Un pedacito de una camiseta que me compré en Brasil cuando fui con Jorgem y Paulo que dice Salvador.

Una cucharita de alpaca de las que me regaló mamá.

Un señalador de la Biblioteca Popular Cafayateña.

Una diapositiva de Fernanda y yo estando muy relajados.

Mi primer carnet de conducir internacional.

Una piedra. Un arito que usaba. Dos jaboncitos en forma de corazón que me regalo Dora que fue la primera que me lo robó y que veinte años después me lo devolvió, vaya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tus huellas de vida, un pedacito de regla de madera,una plumita,una vieja cajita de puas,una foto de casa/miento, minie violin e hijos, los niños, joaquin pequeñito,vos tan bonito,campamento "para que nos una pero no nos ate" frutas colgadas , arboles,sillones , bostezan tanta siesta, un claro muy hondo y un hijo de 20 años,dice poder recordarte nitidamente/como todo te recuerda en ésta pampa../pata/agonía taciturna.gabriela@gmail.com